
Como elemento de control hay un termostato que regula la temperatura a base de conectar y desconectar la resistencia, bien en directo o a través de un contactor. La seguridad de sobrecalentamiento corre a cargo de un termostato de rearme manual.
Los materiales del depósito son de acero inoxidable o vitrificado y las capacidades oscilan entre 30 y 500 l. Los tamaños pequeños son monofásicos a 220 V, para tamaños superiores la conexión de la resistencia puede hacerse mono o trifásica (220 o 380 V), recomendándose la segunda para tener intensidades bajas y alargar la duración de los elementos, cables y conexiones. Los tiempos de calentamiento oscilan de 1 a 3 horas.
Para reducir las pérdidas del depósito viene aislado térmicamente y como protección dispone de una evolvente esmaltada.
Como todos los depósitos y recipientes sometidos a presión dispone de una válvula de seguridad que limita la máxima presión de trabajo. (Según el Reglamento de Aparatos a Presión).
A parte de los materiales mencionados, de por sí resistentes a la corrosión, suelen llevar incorporado un ánodo de sacrificio (de magnesio) que periódicamente debemos inspeccionar y reponer en caso de agotamiento.
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