sistemas que utilizan el mismo tipo de energía primaria.
A mayor superficie, mayor ahorro. Para garantizar la calefacción adecuada, basta una baja temperatura de
servicio hasta en el invierno más riguroso. Esta reducción de temperatura supone un ahorro mínimo entre un 6%
y 12% de energía, sin merma para el confort.
La temperatura de trabajo del agua está entre los 35°C y 45°C, no superando nunca los 55°C. Los sistemas de
radiadores funcionan con agua entre 70°C y 90°C. Esto permite poder usar, en los sistemas de suelo radiante,
generadores de calor de baja temperatura como pueden ser las bombas de calor, los paneles solares o las calderas
de condensación, así como cualquier tipo de caldera eléctrica, de gas o gasoil, evitando el riesgo de quemaduras.
Además, al ser la temperatura de las tuberías como mínimo 25°C inferior a la de los otros sistemas, cuando estas
pasan por zonas o dependencias no calefactadas se disminuyen considerablemente las pérdidas de calor.
En locales con techos altos como iglesias, auditorios, teatros, cines, etc, el ahorro energético es sustancial respecto
a los sistemas que utilizan exclusivamente el aire como vehículo caloportador.
