instalación del suelo radiante
Constructivamente el suelo radiante puede representarse como en la figura que se muestra en la parte inferior. En la zona inferior de los tabiques y de los muros exteriores va colocada una banda perimetral de material
aislante flexible de no más de 1 cm. de espesor, que llegará hasta el nivel de la solera. Su objetivo es eliminar la unión sólida del mortero y el solado, con el tabique.
Sobre el forjado van colocados los paneles aislantes, con espesor entre 2 y 4 cm, de material aislante de densidad suficiente para soportar las cargas de presión que se produzcan sobre el suelo.
Al aplicar el mortero fresco, para evitar su penetración por las ranuras entre los paneles aislantes y las paredes o columnas, la banda perimetral dispone de una lámina delgada de plástico que se coloca sobre el aislante base. Cuando la humedad puede penetrar por el forjado y ser absorbida por el aislamiento, ganando éste conductividad, se recomienda usar también una capa delgada de plástico como barrera antivapor. Esto se realizará principalmente en las zonas de las estancias que se encuentren sobre balconadas, voladizos en contacto directo con el terreno, etc.
Sobre el aislamiento se distribuyen las tuberías, normalmente de no más de 20 mm. de diámetro. El mortero formado por la mezcla de cemento, arena, agua y un aditivo especial envuelve las tuberías, quedando una capa por encima de ellas con un espesor mínimo de 3 cm, salvo casos especiales. Por último se sitúa la solera de cualquier material de los usados habitualmente, desde granito hasta parqué. Lo que no debe hacerse nunca es colocar una tarima que deje una cámara de aire o instalar espumas, fieltros, alfombrillas o capas aislantes entre el mortero y el solado.